Los Cuidadores y la Depressión

Qué debe hacer si sospecha que padece de depresión

La depresión tiene que atenderse con la misma seriedad que cualquier otra enfermedad, tal como la diabetes o la hipertensión arterial. Si le resulta incómoda la palabra “depresión”, dígale al médico que “se siente melancólico” o “decaído”. El médico sabrá entender. Lo importante es buscar ayuda.

Los pacientes de enfermedades crónicas también pueden padecer de depresión. Si considera que esto le está ocurriendo a su ser querido, busque la oportunidad de compartir su preocupación con el paciente. Si el paciente se muestra renuente a conversar con usted sobre este tema, trate de que una amistad de confianza converse con el paciente, o avísele al médico sobre esta preocupación antes de la próxima consulta.

¿Cuál es el tratamiento de la depresión?

El primer paso para obtener el mejor tratamiento contra la depresión es consultar a un profesional de la salud mental, que puede ser un psiquiatra, un psicólogo o un trabajador social. Al mismo tiempo, pídale a su médico que le haga un examen físico. Ciertos medicamentos, así como algunos trastornos de la salud (tales como las infecciones virales) pueden provocar los mismos síntomas que la depresión, y el médico podrá determinar si están presentes en el examen físico. El examen debe incluir análisis de laboratorio y pruebas para determinar si están afectadas las funciones del habla, de la memoria o del pensamiento.

Aunque es frecuente que los médicos prescriban fármacos antidepresivos, los medicamentos por sí solos quizás no sean el mejor tratamiento para la depresión. Recomendamos muy especialmente que busque la atención de un profesional de la salud mental como parte del tratamiento. El terapeuta u consejero escuchará sus problemas, le hará pruebas para determinar si hay síntomas de depresión y le ayudará a trazar un tratamiento adecuado.

Para encontrar a un profesional, puede pedir a sus amistades el nombre de alguien que conozcan y en quien confíen. También puede preguntarle a su ministro religioso o rabino, o a su médico. Si usted trabaja, puede consultar el listado de profesionales del seguro de salud o el programa de ayuda a empleados (EAP) de su lugar de trabajo. Además, hay organizaciones nacionales que le pueden proporcionar los datos de contacto de los profesionales de la salud mental que ejercen en su comunidad. (Vea la sección “Cómo encontrar un profesional en su localidad” de este folleto informativo.)

Es importante que usted sienta confianza en el profesional que le atienda, y que sienta tranquilidad en su relación con él. Frecuentemente existe la posibilidad de solicitar una primera consulta gratuita, por teléfono o en persona, para ayudarle a decidir si determinado profesional resulta adecuado para sus necesidades específicas o su manera de ser. Es importante aclarar cuánto costará la atención, qué proporción del costo correrá a cargo del seguro, y aproximadamente cuántas consultas serán necesarias. Habrá que mantener un seguimiento periódico del tratamiento, para verificar que siga contribuyendo a su buena salud y recuperación.

Algunas preguntas que puede esperar en un examen para determinar si tiene depresión

  1. Dígame por qué cree que tal vez padece de depresión.
    • ¿Cuándo observó esos síntomas por primera vez? ¿Desde cuándo los padece?
    • ¿De qué manera le afectan? ¿Hay algunas cosas que ya no hace o no pueda hacer?
    • ¿Había experimentado esos sentimientos anteriormente en
      algún momento?
    • En caso positivo, ¿recibió tratamiento? ¿De qué tipo?
  2. ¿Con qué frecuencia semanal recurre al alcohol o los fármacos (de los que se adquieren con prescripción médica o sin ella) para encontrar un alivio?
  3. ¿Ha estado pensando sobre la muerte o un posible suicidio?
  4. ¿Hay otros miembros de su familia que hayan padecido de depresión?
  5. En caso positivo, ¿recibieron tratamiento? ¿De qué tipo?
  6. En fecha reciente, ¿ha sufrido usted alguna pérdida grave, o problemas en sus relaciones, o dificultades económicas,
    u otros problemas similares?
  7. ¿Hay algo más que me quiera decir para ayudarme a entender mejor su situación?

Opciones de tratamiento

Una vez realizada la evaluación física y mental, se recomendará un tratamiento específico. Las opciones principales para el tratamiento son la psicoterapia (o terapia de salud mental) y la medicación con fármacos antidepresivos. Dichos tratamientos pueden emplearse solos o conjuntamente. (El tratamiento electroconvulsivante o de electrochoque se emplea en los casos graves de depresión, y exclusivamente cuando hayan fracasado otros métodos.) El tratamiento más frecuente para los síntomas depresivos que superen el nivel leve es la medicación antidepresiva, la cual ofrece un alivio relativamente rápido de los síntomas, conjuntamente con la psicoterapia permanente, que aporta nuevas estrategias para una vida más satisfactoria. A continuación se describen algunos de los tratamientos más comunes que se emplean hoy en día:

Psicoterapia

  • Terapia cognitiva y conductual – El terapeuta se concentra en identificar y modificar las ideas y conductas negativas de carácter persistente. El objetivo final es ayudar a los cuidadores a reconocer y disfrutar los aspectos positivos de su vida, y a aprender técnicas prácticas para enfrentar los problemas que les agobian.
  • Terapia interpersonal – El terapeuta ayuda al cuidador a autoevaluar sus problemas de comunicación o falta de comunicación con las demás personas. El cuidador llegará a comprender mejor su propio estilo de comunicación y aprenderá a mejorar sus relaciones con los demás.
  • Terapia psicodinámica – Aunque se emplea en ocasiones para el tratamiento de la depresión, se considera que esta terapia es menos eficaz que las dos antes mencionadas. Su objetivo es hacer que afloren los sentimientos conflictivos profundos, con el fin de conocerlos y comprenderlos mejor.

La medicación y la terapia electroconvulsivante

  • Inhibidores selectivos de la reasimilación de la serotonina (SSRI) (Ejemplos: Prozac, Zoloft, Paxil) – Medicamentos que se basan en la estabilización de los niveles de la serotonina, que es un neurotransmisor. Se ha observado que los niveles bajos de serotonina guardan relación con la depresión. Provocan menos efectos secundarios que los medicamentos tricíclicos.
  • Tricíclicos (Ejemplos: Norpramin, Pamelor, Sinequan) – Los tricíclicos, que conforman una familia más antigua de fármacos antidepresivos, aumentan los niveles de neurotransmisores en el cerebro. Pueden provocar más efectos secundarios.
  • Inhibidores de la monoamina oxidasa (MAOI) (Ejemplos: Nardil, Parnate) – Estos fármacos no suelen utilizarse en la actualidad. Los MAOI son medicamentos que elevan el nivel de neurotransmisores en el cerebro. Se emplean mayormente cuando otros medicamentos no resultan eficaces o no se toleran.
  • Terapia electroconvulsivante (ECT) - Se aplica durante varios días una breve descarga eléctrica mediante electrodos fijados a la cabeza, con el fin de provocar cambios en el funcionamiento del cerebro. La ECT sólo se emplea para la depresión grave (que constituya una amenaza para la vida) y cuando los medicamentos no resultan eficaces.

Si se opta por el tratamiento con medicamentos, es necesaria una cierta medida de ensayo y error para encontrar el fármaco y la dosificación adecuados para cada persona, y es posible que el efecto no se aprecie sino al cabo de varias semanas. Es importante que haya una buena comunicación entre el paciente y el médico. Los adultos de más edad deben tener un especial cuidado en observar los efectos secundarios de los medicamentos, provocados por dosis demasiado elevadas o por su interacción con otros fármacos.

Tratamientos complementarios y alternativos

Hierba de San Juan. Uno de los tratamientos alternativos más estudiados para los síntomas depresivos es la hierba de San Juan (Hypericum perforatum). Es un producto botánico que se emplea ampliamente en Europa para el tratamiento de la depresión entre leve y moderada, y que actualmente se está estudiando en los Estados Unidos. La hierba de San Juan se vende sin prescripción médica en los Estados Unidos como suplemento nutritivo.

Se promociona como una manera “natural” de mejorar el estado de ánimo, en el tratamiento de la depresión entre leve y moderada. Los investigadores la están estudiando para determinar si provoca menos efectos secundarios, o menos intensos, que los fármacos antidepresivos.

Sin embargo, aún existen dudas de que la hierba de San Juan realmente logre el efecto que prometen sus partidarios. En lo que se refiere a los fármacos que se venden sin prescripción médica en Estados Unidos, no existen criterios establecidos con respecto a la cantidad del ingrediente activo que debe poner cada empresa en sus productos, ni sobre la dosis adecuada para personas específicas. La Dirección de Alimentos y Fármacos de los EE.UU. (FDA) publicó una advertencia de que la hierba de San Juan pudiera afectar la vía metabólica que utilizan muchos medicamentos que sí se venden bajo prescripción para el tratamiento de diversas enfermedades, entre ellas los trastornos cardíacos, la depresión y las infecciones por el virus de inmunodeficiencia humana. Si usted está tomando la hierba de San Juan o está pensando en usarla, converse con su médico u otro profesional de la salud para cerciorarse de que dicho producto no interfiera con los demás tratamientos que se le hayan prescrito.

Trastorno afectivo estacional. Los cuidadores que se ponen melancólicos cuando se ven confinados en la casa, o en los días grises del invierno, tal vez padezcan del trastorno afectivo estacional (Seasonal Affective Disorder - SAD), también conocido como “depresión invernal”. Según cambian las estaciones, se van produciendo variaciones en nuestros relojes biológicos internos o ritmos circadianos, en parte como respuesta a los cambios en el ciclo solar. Esto puede hacer que nuestros relojes biológicos pierdan la sincronía con la actividad diaria. Las personas que padecen del SAD experimentan dificultades para ajustarse a la disminución de la luz solar durante los meses de invierno. Los síntomas de este trastorno son más pronunciados en enero y febrero, cuando los días son más breves. El SAD suele diagnosticarse incorrectamente como hipotiroidismo, hipoglicemia, mononucleosis infecciosa u otros trastornos virales.

Se ha comprobado que la fototerapia con lámparas fluorescentes de gran intensidad, especialmente diseñadas, elimina los síntomas depresivos del SAD. Los expertos creen que la fototerapia actúa mediante la modificación de los niveles de ciertas sustancias químicas del cerebro, específicamente la melatonina. La medicación antidepresiva, conjuntamente con otros tratamientos, entre ellos el ejercicio físico, también puede resultar beneficiosa. Si usted padece de leves síntomas depresivos de carácter estacional, pruebe a incrementar el nivel de iluminación de su entorno con lámparas u otras fuentes de luz. Si los síntomas son lo suficientemente intensos como para afectar su actividad cotidiana, busque a un profesional de la salud que tenga experiencia en el tratamiento del SAD.

El ejercicio físico. Se ha comprobado que el ejercicio físico reduce los efectos de la depresión. El caminar tres veces a la semana de 30 a 45 minutos ayuda a reducir o aliviar los síntomas depresivos. No se sabe a ciencia cierta si la actividad física impide el inicio de la depresión o si sólo contribuye a modificar sus efectos. Suele ser difícil para los cuidadores programar tiempo para el ejercicio físico. Muchas veces se considera como una actividad de “valor añadido”, algo que se hace cuando ya esté hecho todo lo demás. Trate de incluirlo en la lista de “tareas por hacer”. Puede pedirle a una amistad que le acompañe a caminar una vez por semana, como un regalo especial, o pedirle al médico que le prescriba las caminatas o la incorporación a un centro de ejercitación. Todas las investigaciones muestran que el ejercicio periódico contribuye a la buena salud.

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