Paranoia
Es muy desconcertante comprobar que nuestro ser querido de pronto se torna suspicaz, celoso o propenso a hacer acusaciones. Recuerde que lo que siente el paciente es muy real desde su punto de vista. Lo mejor que se puede hacer es no discutir ni rebatir lo que diga. Estas conductas también son parte de la demencia no lo tome como algo personal.
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Si el paciente en estado de confusión insiste en que “le falta dinero”, permítale guardar una pequeña suma de dinero en el bolsillo o en el bolso, para que pueda verlo fácilmente.
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Ayúdele a buscar el objeto “perdido”, y después
intente distraerlo con otra actividad. Trate de
descubrir cuáles son los lugares favoritos del paciente para esconder las cosas que después cree “perdidas”. Evite toda discusión. -
Asegúrese de explicar a los demás familiares y asistentes domésticos que las acusaciones y sospechas son parte de la enfermedad del paciente.
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Emplee medios no verbales para fortalecer la sensación de seguridad del paciente, como una suave caricia o un abrazo. Responda a los sentimientos que subyacen bajo la acusación, y reconforte al paciente. Puede decirle algo así: “Veo que eso te asusta; quédate a mi lado, que no permitiré que te pase nada malo”.
Insomnio/Agitación vespertina
La ansiedad, la agitación, la desorientación y otras conductas problemáticas de los pacientes con demencia suelen agravarse al final del día, y a veces se mantienen durante toda la noche. Los expertos creen que esta conducta, conocida como agitación vespertina, se debe a una combinación de factores, como el cansancio después de los sucesos de la jornada, y a los cambios en el reloj biológico del paciente, que confunde el día y la noche.
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Incremente las actividades diurnas, en particular el ejercicio físico. No estimule la inactividad y las siestas durante el día.
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Manténgase atento a los desarreglos de origen dietético, como el azúcar, la cafeína y algunos tipos de “comida rápida”. Elimine estos productos o limítelos al horario matutino. Programe comidas más pequeñas a lo largo del día, incluida una merienda ligera (como la mitad de un sandwich) antes de dormir.
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Trate de que las horas de la tarde sean tranquilas y calmadas; sin embargo, es importante mantener un actividad estructurada y tranquila. Pruebe a caminar juntos por el vecindario, entretenerse con un juego sencillo de naipes o escuchar música tranquila.
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Si enciende las luces antes de que se oculte el sol, y cierra las cortinas al anochecer, esto reducirá las sombras y tal vez ayude a reducir la confusión. Como mínimo, mantenga encendida una luz tenue en el dormitorio del paciente, en el pasillo y en el baño.
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Cerciórese de que la casa sea segura: impida con una reja el acceso a las escaleras, proteja con cerradura la puerta de la cocina y guarde los objetos peligrosos.
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Como último recurso, puede consultar al médico sobre la posibilidad de administrar al paciente agitado algún medicamento que le ayude a reposar y dormir. Tenga en cuenta que las píldoras para dormir y los tranquilizantes tal vez resuelvan un problema y creen otro; quizás el paciente duerma de noche, pero esté más confundido al día siguiente.
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Es esencial que usted, la persona que cuida al paciente, duerma lo suficiente. Si las actividades nocturnas de su ser querido le impiden dormir, considere la posibilidad de pedirle a alguna amistad o familiar que atienda al paciente durante la noche, o contrate a alguien para que usted pueda dormir tranquilamente. Es posible que también le convenga tomar algunas breves siestas durante el día.
Alimentación/Nutrición
Es muy difícil garantizar que el paciente se alimente bien y que beba suficientes líquidos. Los pacientes con demencia suelen olvidarse de comer y beber. Para complicar más las cosas, es posible que el paciente padezca de problemas dentales o que algunos medicamentos le reduzcan el apetito o hagan que se le altere el gusto. Entre otras muchas consecuencias de la mala alimentación están la pérdida de peso, la irritabilidad, el insomnio, la incontinencia y la desorientación.
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Establezca un horario sistemático para las comidas y meriendas, a la misma hora todos los días. En lugar de tres comidas grandes, pruebe a servirle cinco o seis más ligeras.
Haga que la hora de comer sea un momento especial. Ponga flores en la mesa o sintonice música suave. Apague los programas ruidosos de la radio y la televisión. -
El hecho de que el paciente pueda comer sin ayuda ajena es más importante que la pulcritud o los “buenos” modales en la mesa. Los alimentos que puedan tomarse con las manos estimulan la independencia. Antes de servir la comida, haga todos los cortes necesarios y añada los condimentos. Pruebe a que el paciente utilice una pajilla o un tazón para niños si enfrenta dificultades para manipular los vasos. Ayude al paciente exclusivamente cuando sea indispensable, y programe suficiente tiempo para las comidas.
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Siéntese a la mesa y coma con su ser querido. Con frecuencia el paciente tratará de imitar sus acciones, y además le será más agradable comer junto con otra persona.
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Prepare los platos con vistas a las necesidades de su ser querido. Si usa dentadura postiza o tiene problemas para masticar o tragar, sírvale comidas blandas o corte los alimentos en trozos muy pequeños.
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Si el paciente enfrendesayuno los alimentos ricos en carbohidratos. Si por el contrario se presentan problemas de exceso de peso, mantenga ocultos los alimentos de alto contenido calórico. En su lugar, ponga a mano las frutas, verduras y otras meriendas sanas de bajo contenido calórico.ta dificultades para masticar o tragar, pruebe a manipularle el mentón para que mastique, o acaríciele suavemente la garganta para estimularle a tragar.
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Si se presentaran problemas de pérdida de peso, sírvale meriendas nutritivas y de alto contenido calórico entre las comidas principales. Por lo general son preferibles en el
El baño y el aseo
Los pacientes con demencia muchas veces olvidan los “buenos” hábitos higiénicos, como cepillarse los dientes, arreglarse, bañarse y cambiarse de ropa periódicamente. Desde la infancia se nos ha enseñado que éstas son actividades estrictamente privadas y personales; el hecho de que nos desvista y nos bañe otra persona puede asustarnos, humillarnos o avergonzarnos En consecuencia, la hora del baño suele provocar angustia al cuidador y al ser querido.
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Trate de recordar los antiguos hábitos de higiene del ser querido ¿Prefería la bañera o la ducha? ¿Por la mañana o por la noche? ¿Prefería que le lavaran el pelo en la peluquería, o se lo lavaba ella misma? ¿Tenía la costumbre de usar siempre una misma colonia, loción o talco? Si nos adaptamos en la medida de lo posible a sus antiguos hábitos, tal vez se reduzca el disgusto. Recuerde que tal vez no sea necesario bañar al paciente todos los días a veces basta con dos veces a la semana.
Si el ser querido siempre ha sido una persona modesta y reservada, cerciórese de que las puertas y cortinas estén bien cerradas para darle un mayor sentido de privacidad. Ya sea en la ducha o en la bañera, cúbrale el cuerpo con una toalla siempre que sea posible. Tenga listas las toallas, una bata de casa o la ropa limpia para cuando termine el baño. -
Tenga en cuenta otros factores como la temperatura ambiental y del agua (los ancianos son más sensibles al calor y al frío), así como la adecuada iluminación. Es conveniente utilizar medidas de seguridad como las alfombrillas antirresbalantes, las asas para sostenerse y los asientos para la bañera o la ducha. También es conveniente usar una ducha portátil (de mano). Recuerde: las personas suelen tener temor de caerse. Asegúrese de que el paciente se sienta seguro en la ducha o la bañera.
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Nunca deje solo en la bañera o la ducha al paciente demente. Prepare de antemano todos los artículos que pueda necesitar. Si usa la bañera, verifique primeramente la temperatura del agua. Asegúrele al paciente que el agua no está fría viértale un poco de agua sobre las manos antes de que entre en la bañera.
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Si encuentra muchas dificultades para lavarle el pelo, puede hacerlo en otro momento que no sea el mismo del baño. También puede usar un champú en seco.
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Si el baño en la ducha o la bañera es un problema permanente, puede probar a asear al paciente con una toalla o paño húmedo. En el pasado, el aseo en la cama sólo se usaba para los pacientes más débiles o permanentemente encamados, enjabonándolos poco a poco en la propia cama, enjuagándolos con una fuente de agua y secándolos con toallas. Sin embargo, cada vez más enfermeras están a favor de este sistema y de una variante similar “el baño de la toalla” que también es útil para otros pacientes que no tengan esas limitaciones, entre ellos los pacientes con demencia a quienes les resulte incómodo o desagradable bañarse en la bañera o en la ducha. Para el baño de la toalla se emplea una toalla de grandes dimensiones y paños que se humedecen en una bolsa plástica de agua caliente, así como un tipo de jabón que no requiere enjuague. Al paciente se le mantiene abrigado con una gran frazada de baño, mientras se le frota el cuerpo con la toalla y los paños húmedos. Si desea más información, consulte el libro Bathing Without a Battle (los detalles aparecen en la sección de Lecturas recomendadas), o visite el sitio web www.bathingwithoutabattle.unc.edu/.
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